Grausinos de ayer

Juanón

Evan otros, ninos, aquellos. Tiempos en que aun correban los carruajes, que llamaban diligencias, tiráus por caballos de sangre. En uno de ixos trastes, que fevan el servicio de Graus-Barbastro, veniba un antepasáu de casa Rancapinos que feva años no eva estáu en Graus. Al llegá al Puente de Abaixio y vé la Virgen de la Peña con las sillueta de la Peña del Morral (que paece que tenise instinto maternal al acogemos a toz y tenimos reuníus y ven abeníus en un regazo de pedra), se le va desfreixolá el corazón por la emoción de torná a vé lo suyo, y la pena mezcllada de allegría e feban baixiá las llágrimas po la cara sin sabé como fé pa paralas. En la Posada Ducay (hoy Hotel López), paraba el coche. De allí també saliba la tartana con el correo, viajeros y algún que otro viajante a tirá la milorcha, que llegaba hasta Campo y que feva muchos años la conduciva Andresón, siempre con el cuartelero pegáu al morro, y que cuan se enfadaba pegaba unas aventadas que espantaba a la chen, y arremeteba lo mismo que un cocho cuan le estiran la coda; llevaba un gorro de pells de conejo que cuan se lo zampaba hasta la fogueta y desde el pescante de la tartana feba chillá el llátigo espabilán a la reata, llamán a las vestias por su nombre y dan gritos al aire teniba toda la facha impresionante de un viejo cosaco. En la puerta de dicha Posada Ducay va desmontá el misache y dispués de saludá algunos de los conocíus va llegá a casa y cenán se va enterá que no feban fiesta ixie año. Una vez acabada y mascán la última crosta sen va í al Café Matosí, que estaba en un rincón de la pllaza (hoy tintorería de Mariñosa), y allí se va alcontrá con los allegáus que dispués de abrazásele van expllicá el motivo porque no sen feban: eva síu un mal año; seva cheláu tó, no ñabeba almendras, el trigo no eba llevantáu cabeza y la gran sequera se lo eva lleváu tó. Pero aquel mozo llevaba muchas horas de vuelo, mascan corruscos de pan de muchos fornos, y así les vá contestá: Vengo de tierras llejanas, farto de sacreficios, y el mundo manseñáu que a ixias desgracias naturals eñay que sobrevevillas, eñay que superase, y a mal tiempo manta nueva. Y pegán un puñetazo en la mesa va echá mano a la faixia, sacán una doblleta de oro de 20 pezetas de la bolsa de cuero en on guardaba los dinés, le vá dí a Mingué: Vés a Caserras y trae los gaiteros … A los dos días, al atardecé, se sentiban los trabucazos en el Puente de Abaixio, entraban los de Caserras, LA FIESTA ESTABA EN MARCHA.

Tonón de Baldomera. Texto del Llibré de 1968

Free Web Hosting